The Surfer intenta mezclar el carácter onírico The Swimmer (1968) con el brutal retrato australiano de Wake in Fright (1971), ambas referentes excepcionales para tratar una historia sobre masculinidad e identidad. No obstante, termina siendo otra de esas comedias involuntarias cimentadas en la idiosincrasia actoral de Cage, un hilarante histrionismo sobre el que el film entero se sostiene y el cuál, evidentemente, he disfrutado.
