Cuando la sociedad cree que ya no eres lo suficientemente fértil para seguir dando vida por medio de tus plantas, lo suficientemente hábil para embarrarte las botas de sangre o lo suficientemente sensible para enamorarte una vez más, tú decides emprender un viaje interno y externo en busca de la libertad que te han arrebatado. La encontrarás, ya sea en las olas que crearás al navegar por el río o en los brazos que te sujetarán mientras bailas bajo la luz de la luna.
